Para empezar, me gustaría hacer una pequeña reflexión acerca de cómo nos sentimos ante la diversidad que podemos encontrar en las aulas, situación cada vez más repetida y en aumento, apoyándonos en la diversidad existente en el mundo, como refleja la propia imagen.
Una vez en clase nos preguntaron a todos acerca de lo que creíamos que podíamos dar y ofrecer a la gente y lo que nos gustaría recibir, una pregunta a mi parecer muy personal y con mucha implicación, pues nos hacía vernos a nosotros mismos, conocernos mejor y a los del entorno que nos rodea, y realmente una pregunta que no nos solemos hacer, pues muchas veces solo nos fijamos en las apariencias sin llegar a ver realmente lo que se nos puede presentar o podemos aportar. Es difícil de contestar, y por eso cuando se hacen evaluaciones iniciales preguntándonos acerca de nuestras necesidades y motivaciones solemos ser escuetos en las respuestas, y se necesita de una observación más exhaustiva para poder darles la contestación que requieren. Hasta este punto solo añadir que todos deberíamos tomarnos un poco de tiempo para pensarlo, y contestarnos a nosotros mismos acerca de ello. No hace falta decírselo a nadie, simplemente tener en mente esas claves y reflexionar sobre ellas.
Para mí, el primer paso para reconocer la diversidad del aula es ver las diferencias que existen entre todos, no solo de unos pocos, sino de todo el mundo, y poco a poco se va creciendo viendo estos cambios, necesidades de empatía y trabajo en equipo, y consiguiendo una escuela y una sociedad mejor. Y es que como suele decirse, se aprende viviendo, con una igualdad que depende de todos, además de una calidad que mejorará dependiendo de las interacciones entre nosotros; y como nos dijeron las compañeras, ayudar es aprender, una frase que nos pareció un lema que sirve para toda la vida, de tú a tú, como una ayuda mutua, de cooperación, interactuando, compartiendo y aprendiendo. Ahora ¿qué piensas tú?
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